El mito de los 21 días para formar un hábito

Los hábitos de la gente muy exitosa les permiten desarrollar consistentemente comportamientos que los llevan al éxito. Desde comer bien, pasando por usar el dinero responsablemente, hasta completar tareas y más, requieren hábitos que incluyan esos comportamientos en nuestra vida diaria.

La mayoría de las personas cree que los hábitos se forman al completar una tarea por 21 días seguidos. Veintiún días de realización de tareas para que el hábito se forme mágicamente. Desafortunadamente, esto no podría estar más alejado de la verdad. El mito de los 21 días comenzó al malinterpretar el trabajo del doctor Maxwell Maltz sobre la imagen personal. Maltz no descubrió que completar tareas por 21 días logra formar un hábito. Sin embargo, la gente quería tanto que esto fuera verdad que la idea comenzó a volverse popular.

Tom Bartow, quien comenzó exitosamente el entrenamiento avanzado para Edward Jones y se ha convertido en un coach de negocios muy solicitado desde entonces, desarrolló el siguiente modelo de cómo realmente luce la formación de un hábito:

1. La Luna de Miel

Esta fase de la formación del hábito se caracteriza por el sentimiento de “esto es fácil.” Como todas las personas casadas lo dirían, incluso la mejor de las lunas de miel debe terminar en algún punto. La fase de luna de miel es usualmente el resultado de algo inspirador. Por ejemplo, una persona que va a una conferencia bastante motivadora, y por los primeros pocos días después de la conferencia, el individuo hace cambios en su vida.

2. La lucha

La inspiración se desvanece y la realidad aparece. La persona se encuentra luchando con la parte positiva de la formación del hábito y las viejas costumbres parecen estar a la vuelta de la esquina. La clave para proceder a la tercera fase de la formación del hábito es ganar 2 o 3 “peleas”. Es algo crítico. Para ganar la lucha, se deben usar las siguientes técnicas:

  1. Reconocé: El reconocimiento es esencial para ganar la lucha. Cuando acabás de entrar en esta etapa, simplemente decite a vos mismo, “Acabo de entrar en la lucha y necesito ganar para continuar.” Al ganar una pelea, es más fácil ganar la siguiente. Por el contrario, cuando decidís perderla, se vuelve más fácil perder la siguiente.
  2. Hacete 2 preguntas: “¿Cómo me sentiré si hago esto?” y “¿Cómo me sentiré si no hago esto?” Incluye la EMOCIÓN en la ecuación. Permítete sentir lo positivo de ganar la lucha y lo negativo de perderla.
  3. Proyección de vida: Si las 2 técnicas aún no te hicieron entrar en acción, entonces imaginá con mucho detalle cómo sería tu vida en 5 años si no comenzás a hacer cambios. Sé completamente honesto con vos mismo y permitite sentir cómo sería la vida si no se hacen esos cambios.

3. Segunda naturaleza

Entrar a la segunda naturaleza ha sido frecuentemente descrito con sentimientos de “agarrar la onda”. Una vez que se está en la segunda naturaleza, las siguientes 3 son interrupciones comunes que podrían enviar a la persona de vuelta a la lucha:

  1. El mostruo de la de la desmotivación: Un individuo permite que lo negativo resulte en desmotivación y le hace pensar, “Esto no está funcionando y no hay nada que yo pueda hacer”.
  2. Estorbos: Un individuo pasa por cambios significativos de su patrón actual (por ejemplo, vacaciones, feriados, enfermedad, fines de semana).
  3. La seducción del éxito: Un individuo comienza a enfocarse en los resultados positivos y piensa, “Soy especial. Finalmente descubrí cómo obtener resultados excelentes con procesos no tan excelentes”.

Si una persona vive una interrupción que le lleva de vuelta a la lucha, ganar 2 o 3 peleas le ayudará a regresar a la segunda naturaleza.

La mayoría de las personas desean que los hábitos positivos sean tan fáciles como cepillarse los dientes. HOLA… SEAMOS ADULTOS… Ser excelente no es fácil. De hecho, la excelencia requiere de sacrificios. Requiere hacer cosas que otros no pueden o no quieren hacer. LOS BUENOS HÁBITOS SE FORMAN A DIARIO. A decir verdad, los buenos hábitos requieren de un compromiso constante. La gente muy exitosa ha aprendido a desarrollar buenos hábitos.

Por: Jason Selk
Fuente: Forbes.com

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